La vida como orgasmo exponencial, para encontrar el punto justo donde penetrar el dardo, mirando el centro y tirar la punta endulzada con miel de abejas reina, proyectil taciturno de especies longevas traídas de África central, comunión de paneles dorados formando un imperio impersonal, con majestades rigiendo en el interior azucarado, manejando con su carisma y rapidez, la dirección interior de todas ellas. Se preparan para ser aniquiladas por las guerreras contrarias, alzándose al panal vecino destruido por sus patriotas compañeras y levantando en alto la bandera descuidada y ya mancillada, para que nadie la pruebe y solo exista el monopolio personal, único jugo dorado de la reina deseada, esperando a su inseminador potente de las alturas.
Por Kosmisch
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