Los matutinos recuerdos del momento vivido, del soplo esperado, de la migaja compartida, de los vidrios rotos, cuando me tiraste tu corazón mientras dormía y justo soñando contigo, con tus pétalos, con tu recuerdo o soñando otros sueños de ilusiones rojas, de momentos vividos, de maletas abiertas que esperaban su equipaje listo para varios días, para varias horas, para varios otoños y el recuerdo vivo, palpitante. Cuando nos sentamos en el autobús y partimos hacia la ruta, buscabamos el mar, nuestro destino mojado, infalible, soñado, allí flotamos como niños, allí tu arrogancia, tu momento vivido, allí lo que tenía que pasar, lo inevitable. Olíamos flores, luego las arenas esparcidas en nuestros pies y de nuevo el recuerdo de la lejana costa donde capaz un día flotemos y nos abriguemos juntos y busquemos otras islas mas lejanas, otros faros, otro pedregal, otra limosna, otro olor a limón, de esas rabas que cenamos en la ultima noche antes de partir y volver al absoluto silencio de la ruta.
Por Kosmisch
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