La inclemencia del pasado, con el mido presente,
liturgias amanecidas con el ocaso del presente, de la mañana sola que se
avecina por mi ventana, saludándome por el nuevo día. Aroma pastoril que nace
de la resaca mañanera, por el acoplamiento solar que humedece su nasal
verdecuidad, por la noche anterior que lo convirtió en martirio acuciarte y
tenebroso, por la estepa cercana y primaveral. Sus alrededores escuchan todo, martirizan
todo, silencian lo mas posible por la especie humana, sainete solar que amedrenta
lo taciturno, lo locuaz, lo eternamente buscado por muchos.
¿Donde esta la luna?
¿por donde la distancia cercana? ¿Dónde el olimpo? ¿Dónde mis primas? ¿Hacia dónde
partir? ¿Dónde me llevara el camino solar o desolado, cuando no hay luciérnagas
que nos saluden en la oscuridad férrea? camino al vilo del caminante, compañero
locuaz y tenazmente marcativo. Nosotros, los mejores faros interiores que
podemos tener, dentro nuestro, guiándonos al otoño escarpino. ¿Donde se
esconden los escarabajos cuando sale el sol?
El camino esta pautado
por la senda peatonal, la brújula de mi latir, de mi sentir, camino sin forma,
sin líneas, sin curvas, laberintos asfaltados, hacia el sol indefinido de mis
pasos.
Por Kosmisch
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