La renuncia estaba escrita, la mesa acomodada esperando
la señal, los bolígrafos puestos a tono, sin tapón, listos para accionar las
hojas con sus bordes afilados, para comenzar la batalla, el abogado a su orden
y el elemento de sus dedos listos, para bailar con la copa rota de sus
maquinaciones, danzando sobre el papel que maneja el futuro escrito de su
condenado juego legal.
Por Kosmisch
las batallas legales las carga el diablo
ResponderEliminarbesos.
Pues si todo está dispuesto habrá que dejar al procurador fiscal que alegue sus pruebas, que se haga sus ilusiones, luego ya le diremos que su oficio fue abolido. Abrazos
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