Una locomotora de basto pedregal llego un día a mi barrio para informarme de la nuevas esperanzas que impartían sus vagones llenos de leche de cabra, almendras y nueces, con un sonido celestial, nos iluminaban nuestros paladares, no lo podíamos creer, su gran volumen, sus formas y olores, llenando nuestras fosas nasales de un elixir mágico, que con solo tocarlos para comer, nos sentíamos en otro mundo, en otra forma de vida, solo contando esto, ya rememoro los aromas que recuerdo y ya comienzo a oler a ricas almendras azucaradas.
Por Kosmisch
Que lindo describes muy bien tus relatos me sentí ahí viendo y oliendo esas delicias, una entrada muy bonita esperanzadora y esa locomotora tan hermosa llena de recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo feliz inicio de semana.
Los trenes siempre me dan ese aire nostálgico, a recuerdos que fueron a ese mucho.
ResponderEliminarHola, saludos. ;)
Uy me hiciste pensar en una época en la que los sueños estaban a flor de piel. Te mando un beso
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