Abro la puerta, te veo acostada, buscando un cuchillo entre las sabanas pero no lo encontras porque lo dejaste en tu baúl de recuerdos, el que usabas en la infancia para guardar peluches, muñecas, alcancías, marcos de pinturas y cuadros, con sorpresa observo lo que buscas, lo que tus ojos con sed de filo aun no ven, te pregunto porqué y me dices que necesitas curar tu infancia, con corte fino, tajante, filoso y oxidado, te abrazo para calmar tu sed, pero con la maldita suerte que lo encuentras bajo la almohada, intentas atacarme, no soy tu pasado, me ves reflejado en ti, como niña pequeña y solitaria sin padres buscaste un consuelo y me encontraste, te detengo y lloramos, cortas las sábanas, las llenas de tu sangre y luego las quemas, telas de tus padres donde dormían juntos, te sientes mejor, aliviada sin cuchillos en tu interior, renovada, con las cenizas colocadas en una vasija la tiras al río mas cercano, sin mirar atrás te retiras riendo, llorando, pasado sanado, comprendiste y elegiste vivir en paz.
Por Kosmisch
Cuando las palabras necesitan salir...y uno les hace caso, no hay con que frenarlas. Y las palabras se hacen escritos con gran valor que muchas veces pueden iluminar a quienes las lean. Eso se me ocurre leyendo tus poemas prosados.
ResponderEliminarUn abrazo, un gusto habernos cruzado otra vez en el camino.
muy hermoso, y ya veo q este blog ay mucho contenido :D
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