Un marinero corre a la deriva al ver su timón embravecido, saltando de un lado al otro, recuerdos que lo atormentan, el mar solemne acompañante con las olas, se pone a esperar su veredicto. A las horas se convierte es un caminante nocturno a la espera del alba, tocando la arena con sus pies, sus dedos tocando el infinito, acariciando la infinitud de sus granos ve su barco hundirse en la lejanía, esta salvo pero su apego derrotado, ahora esta libre en otro sitio, una nueva etapa comienza, acepta dejar caer su extensa barba blanca y se somete a la tranquilidad, deja pasar el anochecer para pasar a otro amanecer aceptándolo como real.
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domingo, 18 de julio de 2010
El marinero
Un marinero corre a la deriva al ver su timón embravecido, saltando de un lado al otro, recuerdos que lo atormentan, el mar solemne acompañante con las olas, se pone a esperar su veredicto. A las horas se convierte es un caminante nocturno a la espera del alba, tocando la arena con sus pies, sus dedos tocando el infinito, acariciando la infinitud de sus granos ve su barco hundirse en la lejanía, esta salvo pero su apego derrotado, ahora esta libre en otro sitio, una nueva etapa comienza, acepta dejar caer su extensa barba blanca y se somete a la tranquilidad, deja pasar el anochecer para pasar a otro amanecer aceptándolo como real.
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