Así te miraba aquel día de verano, donde todos transpirábamos sin cesar, anhelando un refresco en nuestras frentes, una gota que nos distraiga del infierno externo, pero te vi contestando un mensaje de texto y los fríos o calores nacieron, se naturalizaron en un estado de placentero refresco humano, tu pose y tu presencia eran eternas, eliminando todo pronostico de clima.
Por Kosmisch
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