No lograba argumentar lo logrado por mi pasado, o lo establecido por el futuro de las miradas ajenas, solo tenia en frente mío la costa marchita de los niños muertos, de lo que siempre fue, pero el cambio da sus pasos latentes a lo que está por marcar esos pies pequeños, que se asemejan a la costra marchita de una herida sana, donde caen sus partes secas que recubren la piel nueva que conlleva la sanación estimulante, para seguir mirando adelante. Capaz esa mirada que me espera es el complemento de los libros, que son mi vida, la escritura, que es mi palpitante respiración y anhelo, lo que me da para seguir latiendo descorazonadamente, sobre los omóplatos de las palabras, lo que me hace ser y sentirme libre, porque aquí dejamos todo, aquí nos alteramos y aquí nos sentimos seguros, en este mundo sin igual y real, lo que somos, en esta nave que nos lleva por los cielos universales de la expresión.
Las palabras que me dan aliento y ligereza para afrontar los nuevos capítulos de la vida, estas lineas que son el realismo mismo de la libertad, que sin ella no podría acicalar mi espíritu , ni un paso más.
Descubriendo nuevas maneras de escribir, formando una comunión entre mi vida y lo que siento, la real academia de la libertad y reunión de mostrar mi lado humano en papel, nutriéndome como una hoja en el agua, que son los que están detrás de mi, que son los que vendrán luego y que no escuchare, abrazo el teclado que me da alternancia para decir lo que siento, y lo que comprendo de mí. Puertas se abren, me muestro como soy y camino hacia la cabaña humeante que me espera en su interior con el húmedo papel de tinta sapiente .
Por Kosmisch
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